El proceso de implementación de los ODS, establece la conformación a más tardar a fines de este año de Grupos de Trabajo coordinados por la Comisión Interinstitucional de Coordinación para la implementación, seguimiento y monitoreo de los compromisos internacionales asumidos por el país en este marco (Comisión ODS), para la implementación de los 17 Objetivos organizados en Ejes Económico, Social y Ambiental. El Eje Social abarca ocho de los ODS y en esta oportunidad daremos una mirada a cuatro de ellos: ODS 1 “Fin de la pobreza”, ODS 2 “Hambre cero”, ODS 3 “Salud y bienestar” y ODS 4 “Educación de calidad”.
La pobreza es un problema de derechos humanos e involucra mucho más que falta de recursos e ingresos, por lo que el ODS 1 apunta a ponerle fin. Implica además hambre, desnutrición, falta de vivienda digna, acceso limitado o insatisfacción de necesidades básicas como agua, saneamiento, salud y educación, involucrando también exclusión social y discriminación, así como falta de participación en la toma de decisiones, especialmente las que afectan de manera directa las vidas de las personas.
Si bien la pobreza extrema se ha reducido en los últimos años, con una población total de 6.852.068 personas, la Encuesta Permanente de Hogares de 2017 muestra que el 26,40% de ella se encuentra en situación de pobreza y el 4,41% en situación de pobreza extrema, ubicándose geográficamente en mayor proporción y severidad en el área rural.
Interesa erradicar la pobreza porque nuestro bienestar está vinculado al de los demás, ya que la desigualdad perjudica el crecimiento económico y vulnera la cohesión social, incrementando las tensiones sociales y políticas. Para lograrlo, el gobierno debe aplicar políticas y el sector privado puede contribuir generando empleos de calidad y sostenibles, propiciando crecimiento inclusivo y promoviendo la igualdad.
Interesa erradicar la pobreza porque nuestro bienestar está vinculado al de los demás, ya que la desigualdad perjudica el crecimiento económico y vulnera la cohesión social, incrementando las tensiones sociales y políticas. Para lograrlo, el gobierno debe aplicar políticas y el sector privado puede contribuir generando empleos de calidad y sostenibles, propiciando crecimiento inclusivo y promoviendo la igualdad.
Actualmente en el mundo 1 de cada 9 personas está subalimentada, esto genera que sean menos productivos y más propensos a enfermedades, viéndose afectados en sus capacidades para aumentar sus ingresos y mejorar su calidad de vida. El ODS 2 busca eliminar el hambre a nivel global, lograr la seguridad alimentaria y promover la agricultura sostenible. En nuestro país en 2010 la desnutrición crónica llegaba al 15% de niños y niñas, datos del Ministerio de Salud de 2017 muestran una disminución de esta tasa alcanzando el 12,3%.
Para terminar con el hambre, necesitamos reformas en el sistema agrario y alimentario, para aumentar la capacidad productiva pero de manera sostenible y amigable con el medio ambiente.
Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades es el objetivo del ODS 3. En Paraguay los Indicadores Básicos de Salud de 2017 establecen que la esperanza de vida al nacer es para ambos sexos de 73,8 años, siendo la tasa de mortalidad neonatal de 9,5 por cada 1000 nacidos vivos. Por otro lado, las causales con más alta tasa de mortalidad registrada son
las enfermedades del aparato circulatorio (120 sobre 100.000 habitantes a nivel país), seguida por los tumores (66,6) y las causas externas (49%) que refieren en su mayoría a accidentes de motocicleta, a las que siguen otras causales en menor proporción. Entre 2013 y 2017 las muertes maternas fueron reducidas en un 30% y la tasa de mortalidad neonatal en un 18,6%.
Los graves riesgos para la salud, altas tasas de mortalidad materna y neonatal, propagación de enfermedades y mala salud reproductiva, ahondan las desigualdades y nos alejan de la prosperidad. Para alcanzar este objetivo, se debe propiciar una financiación más eficiente de los sistemas de salud, mejorar el saneamiento y la higiene, aumentar el acceso a los servicios médicos y de salud sexual y reproductiva, así como promover acciones para reducir la contaminación ambiental.
Por último, el ODS 4 busca garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos. Hoy, 6 de cada 10 niños y niñas que comenzaron la primaria en Paraguay, no logran finalizar la educación secundaria, vulnerando de esta manera sus posibilidades de conseguir un empleo digno y romper el círculo de pobreza.
La educación contribuye a empoderar a las personas para que desarrollen plenamente sus capacidades, además reduce las brechas de género y contribuye a fomentar la tolerancia y crear sociedades más pacíficas reduciendo las desigualdades. Cada año de educación significa mejores valores en relación a la reducción de la pobreza del núcleo familiar y en general a nivel de la población. Si bien el acceso y la matriculación se han incrementado desde la última reforma educativa, aún quedan pendientes temas como el mejoramiento de la calidad de la educación así como de las tasas de retención y culminación en tiempo (es decir, en la edad que corresponde) de los ciclos educativos.
Nos encontramos al inicio de un nuevo gobierno que tendrá la responsabilidad y oportunidad de legar al país avances significativos en la reducción de brechas para la conquista de derechos y el bienestar de los ciudadanos. Con los ODS como hoja de ruta, los esfuerzos conjuntos, decisiones y acciones oportunas que tome el gobierno, permitirán que el Paraguay avance hacia un futuro de prosperidad para todos los ciudadanos.